El Misterio:
Un clásico de clásicos, tanto del arte, la cultura humana
y los misterios. Estos enormes dibujos han sido nombrados mil veces como obra
de extraterrestres y hasta guiaron a Indiana Jones en su búsqueda de las
calaveras de cristal.
Estas líneas fueron descubiertas en 1930. Han sido
trazadas por la cultura Nazca y están compuestas por varios cientos de figuras
que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras
zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen sobre la superficie terrestre.
¿Cómo un grupo de indios se las ingeniaron para hacer
semejantes dibujotes sin tecnología? ¡Los extraterrestres los ayudaron, sin
duda!
Por supuesto que no. Algunas teorías intentaron
explicarlo mediante la creencia de que los Nazca fabricaron una especie de
rudimentario globo aerostático, desde el cual pudieron elevarse y dirigir a los
“dibujantes” para hacer las figuras. Claro que para esto tendrían que haber
gritado hasta que se les desgarrara la garganta, a menos que hayan desarrollado
unos rudimentarios walkie talkies.
La Solución:
Palos de madera. Así de simple. Lo que suele obviarse al
relatar, es que en esta zona se hallaron varias estacas clavadas al suelo. Mediante
sogas, los nativos fueron trazando las figuras, en una especie de principio de
lo que hoy se usa para hacer gráficos digitales con vectores. Es pura y simple
matemática.
Para probarlo, el doctor Joe Nickell, de la Universidad
de Kentucky, realizó un gigantesco pajaro al estilo de los de Nazca, usando
materiales que los nativos habrían podido encontrar en esa época. ¿Y lo logró?
¡Con seguridad! Y en sólo un par de horas.
Desde 1994,
el Comité de la UNESCO
ha inscrito Las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana como Patrimonio de la
Humanidad.2 Sin embargo, en los últimos años han sufrido graves
daños por la construcción de la autopista panamericana y las rodadas de
todoterrenos.
Probablemente, los nazcas usaron
cuerdas para no desviarse en el trazo de las cerca de 1.000 rectas (algunas de
varios kilómetros de largo) y dibujaron las cerca de 800 figuras animales mediante la
traslación de modelos realizados a escala a grandes cuadrículas hechas con
estacas y cordeles. Luego, el excepcional clima de la región (donde
prácticamente no llueve) premió el ingenio de aquellos humanos preservando su
obra.
Contrariamente a la creencia popular, las líneas de Nazca
no son apreciables sólo desde el aire, sino que pueden ser fácilmente vistas
desde las colinas circundantes. Aunque pueden ser vistas parcialmente desde las
colinas próximas, los primeros en distinguirlas fueron pilotos militares y
civiles peruanos.
En 1932 los arqueólogos Julio César
Tello y Toribio Mejía
Xesspe realizaron la primera investigación científica sobre las
líneas. Tello conjeturaba que se trataba de simples caminos. En 1942 prosiguen las investigaciones y algunos
llegan a la conclusión que son“centros
de adoración”. El discípulo del
anterior, el matemático Max Uhle,
que dedicó 60 años al estudio de los geoglifos, aventuró la hipótesis de que
dichos dibujos tenían un significado esencial, podía tratarse de un gigantesco calendario. Paul Kosok, antropólogo
norteamericano que investigó las líneas de Nazca desde la década de 1930 hasta
fines de los 50, determinó mediante la técnica del Carbono-14 su antigüedad
en 550 años d. C. y en 1941 propuso la hipótesis de que las líneas eran signos
calendáricos y astronómicos, así llamó a las líneas “El calendario de mayor escala en el mundo”. Después de regresar a
su país en 1949, su compañera la alemana María Reiche siguió sus
investigaciones sobre las líneas de Nazca. Ésta dedicó el resto de su vida al
estudio, conservación y difusión de este legado de la cultura Nazca. Kosok y Reiche
adelantaron una de las primeras explicaciones dadas sobre las líneas de Nazca,
que éstas tuvieron como propósito apuntar
al sol y a los cuerpos celestes en el lejano horizonte. Henri Stierlin
en su libro Nazca. La solución de un enigma arqueológico (1983) plantea
que las rectas funcionaban como telares y
las figuras tenían un carácter protector.
Aunque la hipótesis no ha sido demostrada, la obra es una aproximación sensata
al enigma de Nazca.