sábado, 29 de noviembre de 2014

LOS MISTERIOS DE TOMÁS

LAS LÍNEAS DE NAZCA

El Misterio:
Un clásico de clásicos, tanto del arte, la cultura humana y los misterios. Estos enormes dibujos han sido nombrados mil veces como obra de extraterrestres y hasta guiaron a Indiana Jones en su búsqueda de las calaveras de cristal.
Estas líneas fueron descubiertas en 1930. Han sido trazadas por la cultura Nazca y están compuestas por varios cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen sobre la superficie terrestre.
¿Cómo un grupo de indios se las ingeniaron para hacer semejantes dibujotes sin tecnología? ¡Los extraterrestres los ayudaron, sin duda!
Por supuesto que no. Algunas teorías intentaron explicarlo mediante la creencia de que los Nazca fabricaron una especie de rudimentario globo aerostático, desde el cual pudieron elevarse y dirigir a los “dibujantes” para hacer las figuras. Claro que para esto tendrían que haber gritado hasta que se les desgarrara la garganta, a menos que hayan desarrollado unos rudimentarios walkie talkies.

La Solución:
Palos de madera. Así de simple. Lo que suele obviarse al relatar, es que en esta zona se hallaron varias estacas clavadas al suelo. Mediante sogas, los nativos fueron trazando las figuras, en una especie de principio de lo que hoy se usa para hacer gráficos digitales con vectores. Es pura y simple matemática.
Para probarlo, el doctor Joe Nickell, de la Universidad de Kentucky, realizó un gigantesco pajaro al estilo de los de Nazca, usando materiales que los nativos habrían podido encontrar en esa época. ¿Y lo logró? ¡Con seguridad! Y en sólo un par de horas.


Desde 1994, el Comité de la UNESCO ha inscrito Las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana como Patrimonio de la Humanidad.2 Sin embargo, en los últimos años han sufrido graves daños por la construcción de la autopista panamericana y las rodadas de todoterrenos.
Probablemente, los nazcas usaron cuerdas para no desviarse en el trazo de las cerca de 1.000 rectas (algunas de varios kilómetros de largo) y dibujaron las cerca de 800 figuras animales mediante la traslación de modelos realizados a escala a grandes cuadrículas hechas con estacas y cordeles. Luego, el excepcional clima de la región (donde prácticamente no llueve) premió el ingenio de aquellos humanos preservando su obra.


Contrariamente a la creencia popular, las líneas de Nazca no son apreciables sólo desde el aire, sino que pueden ser fácilmente vistas desde las colinas circundantes. Aunque pueden ser vistas parcialmente desde las colinas próximas, los primeros en distinguirlas fueron pilotos militares y civiles peruanos.
En 1932 los arqueólogos Julio César Tello y Toribio Mejía Xesspe realizaron la primera investigación científica sobre las líneas. Tello conjeturaba que se trataba de simples caminos. En 1942 prosiguen las investigaciones y algunos llegan a la conclusión que son“centros de adoración”. El  discípulo del anterior, el matemático Max Uhle, que dedicó 60 años al estudio de los geoglifos, aventuró la hipótesis de que dichos dibujos tenían un significado esencial, podía tratarse de un gigantesco calendario. Paul Kosok, antropólogo norteamericano que investigó las líneas de Nazca desde la década de 1930 hasta fines de los 50, determinó mediante la técnica del Carbono-14 su antigüedad en 550 años d. C. y en 1941 propuso la hipótesis de que las líneas eran signos calendáricos y astronómicos, así llamó a las líneas “El calendario de mayor escala en el mundo”. Después de regresar a su país en 1949, su compañera la alemana María Reiche siguió sus investigaciones sobre las líneas de Nazca. Ésta dedicó el resto de su vida al estudio, conservación y difusión de este legado de la cultura Nazca. Kosok y Reiche adelantaron una de las primeras explicaciones dadas sobre las líneas de Nazca, que éstas tuvieron como propósito apuntar al sol y a los cuerpos celestes en el lejano horizonte. Henri Stierlin en su libro Nazca. La solución de un enigma arqueológico (1983) plantea que las rectas funcionaban como telares y las figuras tenían un carácter protector. Aunque la hipótesis no ha sido demostrada, la obra es una aproximación sensata al enigma de Nazca.